Ya me lo estoy imaginando. Tú y yo, solos, en la playa, viendo atardecer, abrazados, queriéndonos como nunca. Diciéndonos con la mirada todo, y sin articular palabra, hacerte sentir el hombre más afortunado de la tierra. Tomar tu mano y llenarte de besos; sin que importe el tiempo ni nada más que nosotros dos, únicos en este mundo que me ha hecho el favor de poder conocerte. Y esto es sólo el principio...
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